lunes, 20 de agosto de 2007

casualidades

Ayer escribí un post.
Hoy me meto en una página de trailers y veo esto.
¿Casualidad o el mundo quiere decirme algo?
Esperaré su próximo mensaje.

domingo, 19 de agosto de 2007

eso NO lo hace un niño de tres años


Siempre creemos que el arte no es tan difícil como parece, que los artitas son seres sobrevalorados que se creen algo por saber pintar, escribir, componer,... Ante un cuadro de Miró (pintor al que cordialmente detesto) o una ópera conceptual (género que cordialmente detesto) muchos piensan "Buah, eso lo hace un niño de tres años".

No es cierto. Por lo general los niños de tres años apenas saben controlar sus esfínteres. No os digo ya ponerse a crear arte. Yo ya sabía que un buen cuadro no lo pinta un niño de tres años ni un mono con un pincel, pero he tenido un par de epifanías al respecto: una, "Ratatouille" y el speech final de Anton Ego (aunque pueda parecer una contradicción a lo que digo porque en ese caso la rata es una verdadera artista de la cocina); y la segunda epifanía ha sido la exposición de Richard Estes en el Thyssen (ver foto arriba -aunque parezca mentira es un cuadro).

Por eso, la proxima vez que se os pase por la cabeza decir "Eso lo hace un niño de tres años", pensad de nuevo.
Hoy hace 30 años que murió Groucho Marx. Lo suyo tampoco lo hace un niño de tres años.
Recomendacion musical de hoy: Camille.

domingo, 12 de agosto de 2007

Oh la la



Desde hace ya algunos años, las mejores ideas en el cine están en el cine de animación. Y por encima de todos en Pixar, esa productora que en los libros de cine de dentro de 20 años debería aparecer con la misma importancia que la United Artists de Chaplin en los 1920, la MGM de los 1930 o la Paramount de los 1940. Acabo de ver "Ratatouille" y es una maravilla, como "Toy Story 2" o "Los Increíbles".


Hablar de ella es ridículo si no se ha visto, porque todo lo que pueda parecer una exageración es quedarse corto. Así que a los que no la hayan visto aún que corran al cine a la menor oportunidad (no creo que ni siquiera mis amados Simpson sean mejores que esta rata) porque entre todo el oro que encierra hay dos perlas hacia el final que son de antología: la escena en la que el crítico prueba la ratatouille (que demuestra que el director no es un simple animador sino que es un cineasta con una capacidad visual a la altura de Scorsese, Coppola o Tarantino); y después la bofetada sin manos que BRAD BIRD (así, con mayúsculas, porque se lo merece) le da a la crítica y a los críticos, que seguro que dolerá como un derechazo al hígado a más de uno aunque tendrán que encajarlo con una sonrisa forzada. ¡Qué grande!


¡Viva John Lasseter! ¡Viva Brad Bird! ¡Viva Pixar!