domingo, 11 de febrero de 2007

Cuestión de tildes

Me gustan las tildes. Esos palitos inclinados que adornan vocales. Será porque mi nombre lleva una, aunque nunca se la suelo poner porque está en la mayúscula inicial. Me gustan las tildes porque son como esos dientes mellados gracias a los cuales puedes distinguir a dos hermanos gemelos. O a dos palabras gemelas. Tú y tu. Más y mas. Sí y si.

Yo prefiero el tú al tu, quizá porque te prefiero a ti (por favor, no le pongáis tilde a ti porque ti siempre ha sido hermano único) antes que a lo tuyo. Y la cantidad a la adversidad. Y la certeza a la posibilidad.

Pero hay un caso en el cual la tilde no me importa. Adoro a las dos hermanas: la hortera, extravagante y díscola y la decadente, romántica e iluminada. Ambas son maravillosas, eso sí, cada una en su estilo.

¿Las conocéis?



¿No os parece que son como dos gotas de agua?